
El reloj de pared anunciando las 6.23, el pasado con sed y el presente es un atleta sin pies. Ya son las 6.43 y el cadáver del minuto que pasó me dice así se vive aquí te guste o no, y la nostalgia pone casa en mi cabeza. Y dan las 6 con 50. ¿Quién te dijo que yo era el sueño que soñaste una vez? ¿Quién te dijo que tú voltearías mi futuro al revés? Ya son las 7.16 y el cadáver del minuto que pasó me dice 'tu estrategia te arruino, no queda más que ir aprendiendo a vivir solo, si te quedan agallas'. La casa no es otra cosa que un cementerio de historias, enterradas en fosas que algunos llaman memorias. Minutos, como sal en la herida, se me pasa la vida gastando el reloj. Minutos, son la morgue del tiempo, cadáveres de momentos que no vuelven jamás, no hay reloj que de vuelta hacia atrás.